“…Carecía de afinidad con el universo:

ni acto ni movimiento había en su vastedad

alcanzado por su silencio el interrogante de la Vida moría en sus labios

el esfuerzo del mundo cesaba convicto de ignorancia

sin encontrar sanción en la Luz suprema:

allí no había mente con su necesidad de conocer,

allí no había corazón con su necesidad de amar…”