Libro 7. Canto 6. Seccion 3
“…Vana era la provocación de eventos;
nada en el interior respondía a un estímulo exterior,
ningún nervio era afectado y no surgía reacción alguna.
Mas su cuerpo todavía veía y se movía y hablaba;
comprendía sin la ayuda del pensamiento,
decía cuanto era necesario ser dicho,
hacía cuanto era necesario ser hecho.
Allí no había persona tras el acto,
ni mente que escogiera o aprobara la palabra apropiada:
todo funcionaba como una idónea máquina infalible…”