Cajas chinas

Veo en Savitri el juego de espejos interminable de la creación. Veo como asciende mundo tras mundo para llegar en lo más alto a Nada, un vacío, un gigantesco espejismo. Luego, el mundo del Alma, como un núcleo del Ser en la Creación, como un pasaje hacia el ÚNICO REAL desde fragmentos crecientes de Sí. Lo demás, un sueño… y otro… y otro, como cajas chinas.

Miro mi ser y veo exactamente eso. Los llamados mundos concretos, sueños de la mente… y sin embargo, qué apariencia tan convincente… ¡y son nada! Solo su substancia Es, y ese Ser queda oculto a la vista ¡es tremendo!

Y entonces… esta otra base de Ser ¡tan ligera! Tan aparentemente sutil e inconsistente… ¡y es lo único que Es! Y nosotros empeñados en ignorarlo ¡Es increíble!

Es este Ser Dulce, Calmo, Fuerte, Silencioso, Alegre “per se”, despreocupado, feliz por derecho propio, el que tiene que sacar de su hipnosis eónica al Ser-Substancia de los mundos “concretos”, despertar al Dios en la materia.

¡Qué aventura! ¡Qué pasada! ¡Qué maravilla! ¡Qué difícil! Solo El Sabe, el Dios aquí. Solo El puede hacerlo.

Nuestra parte es quererlo. ¿Y por qué no querer lo Bueno, lo Perfecto, lo Maravilloso?