“…La Gran Madre, muda en su trance cósmico

utilizando para alegría y dolor de la creación

la sanción del infinito al nacimiento de la forma,

acepta ejecutar de forma indómita

la voluntad de conocer en un mundo incosciente

la voluntad de vivir bajo el reinado de la muerte,

la sed de éxtasis en un corazón de carne,

y consuma a través de la aparición de un alma

por un milagroso nacimiento en el plasma y en el gas

el misterio del pacto de Dios con la Noche…”