“…”…Oh hermoso cuerpo de la encarnada Palabra

tus pensamientos son míos, yo he hablado con tu voz.

Mi voluntad es tuya, lo que has escogido yo escojo:

todo cuanto has pedido yo lo concedo a la tierra y a los hombres.

Puesto que has escogido compartir el esfuerzo y el destino de la tierra

y te has inclinado compasiva sobre los hombres amarrados a la tierra

y te has desviado por ayudar y has anhelado por salvar,

yo uno por la pasión de tu corazón tu corazón al mío

e impongo mi espléndido yugo sobre tu alma.

Ahora obraré en ti mis maravillosos trabajos…”…”