“…Un pequeño mundo ordenado irrumpió a la vista

en el que el ser disponía de la celda de su prisión para actuar y ver,

un suelo para andar, un despejado, aunque exiguo campo de acción.

Una personalidad instrumental había nacido,

y una limitada y constreñida inteligencia

consintió confinar en límites estrechos

su campo de búsqueda…”