“…Invisible, cautivo en una casa de sonido,

el espíritu perdido en el esplendor de un sueño desde su silencio natural

escucha la oda de mil voces de una ilusión.

Una delicada textura de embrujo rapta el corazón

o una ardiente magia tiñe sus tonos y colores,

que sin embargo tan solo despiertan una emoción de gracia transitoria;

notas de una marcha errática interpretada por el tiempo errante,

que llaman a un breve deleite insatisfecho

o ensimisman en embelesos a la mente y al sentido,

mas no obtienen la luminosa respuesta del alma…”