“…Fascinada hasta las pestañas por sus apasionadas palabras

su alma desde lo más profundo lo contemplaba a través de sus ojos;

luego, desbordando sus labios en límpidos sonidos habló.

Solo pronunció esta palabra expresiva de todo:

“Oh Satyavan, te he escuchado y ahora sé,

sé que tú y solo tú eres él”

Corazones uncidos ante el sol, sus nupcias de fuego,

el matrimonio del Señor Eterno y su Esposa

tuvo lugar una vez más sobre la tierra en formas humanas…”