“…A silenciosos confines bordeando el plano mortal

cruzando una dilatada extensión de luminosa paz

Narad el sabio celestial desde el paraíso

llegaba cantando a través de amplio y lustroso aire.

Atraído por el dorado verano de la tierra

pasaba desde las felices sendas de los inmortales

a un mundo de fatiga y de búsqueda y de dolor y de esperanza,

a estas habitaciones donde al balancín juegan la muerte con la vida…”