“…¡Oh tú que has venido a este mundo grande y peligroso

visto ahora solo a través del esplendor de tus sueños,

en donde apenas a salvo pueden vivir el amor y la belleza,

tu misma un ser peligrosamente grande,

alma solitaria en una dorada casa de pensamiento

en cuyo interior has vivido amurallada por la seguridad de tus sueños.

Si en alturas de felicidad dejando al dormido sino

que invisible acecha las vidas inconscientes de los hombres

tu corazón pudiera vivir encerrado en el oro del ideal,

cuán alto, cuán feliz pudiera ser tu despertar!

¡Si por siempre el sino pudiera seguir dormido!”