“…”De cantos de tristeza ya tenemos suficiente: declara por esta vez

que sus alegres días sin aflicción traigan aquí el cielo.

¿o debe siempre el fuego poner a prueba la grandeza del alma?

A lo largo de la terrible calzada de los Dioses,

armada con amor y fe y sagrada alegría,

viajera hacia la casa de lo Eterno,

por una vez permite pasar ilesa una vida mortal.”

Mas Narad nada contestó, se sentó silencioso,

sabiendo que las palabras son vanas, y el Destino es señor…”