Libro 6. Canto 2. Seccion 3
“…El corazón del mal debe quedar desnudo a sus ojos,
debe aprender su cósmica oscura necesidad,
su derecho y sus terribles raíces en el suelo de la Naturaleza.
…
A la Luz eterna debe emerger
sobre las fronteras del encuentro de todos los mundos;
allí, en el límite de las sendas cimeras de la Naturaleza
la secreta Ley de cada cosa es consumada,
todos los contrarios curan su prolongada disidencia.
Allí se encuentran y se abrazan los eternos opuestos,
allí el dolor se convierte en violenta ardiente felicidad;
el mal vuelve a convertirse en su original bien…”