“…Oh mortal, sobrelleva esta gran ley de dolor del mundo,

en tu penoso pasaje a través del sufriente mundo

apóyate para sustento de tu alma en la fortaleza del Cielo,

vuélvete hacia la elevada Verdad, aspira al amor y a la paz.

Un pequeño gozo te es concedido desde arriba,

un toque divino sobre tus humanos días.

Haz de tu camino diario un peregrinaje,

pues a través de las pequeñas alegrías y pesares te mueves hacia Dios…”