“Oh mortal que te lamentas de muerte y destino,

no acuses a nadie de los daños que tu misma has invocado,

tu misma has elegido este turbulento mundo como tu casa,

tu misma eres la artífice de tu dolor.

Otrora en la inmortal infinitud del Yo,

en la vastedad de Verdad, y de Consciencia y de Luz

el alma miraba hacia fuera desde su felicidad…”