Libro 10. Canto 1. Seccion 2
“…Había pasado la desazón de la ciega oscuridad
y toda la tristeza de la noche quedaba aniquilada:
sorprendida por una ciega alegría de manos a tientas
como quien al despertar encuentra sus sueños hechos ciertos,
en un feliz brumoso mundo de penumbra
en donde todo corría tras la luz y la alegría y el amor
se deslizó; allí embelesos remotos se tornaban próximos
e intensas anticipaciones de deleite que,
por siempre ansiosas de ser captadas y prendidas,
jamás lo eran, a pesar de exhalar un extraño éxtasis…”