“…Una recóndita felicidad está en la raíz de las cosas

Hay una alegría en todo cuanto al sentido encuentra,

una alegría en toda experiencia del alma,

una alegría en el mal y una alegría en el bien,

una alegría en la virtud y una alegría en el pecado:

indiferente a la amenaza de la ley Kármica,

la alegría se atreve a crecer en suelo prohibido,

su savia corre a través de la planta y de las flores del Dolor:

se estremece con el drama del sino y la tragedia de la fatalidad,

arranca su alimento de la tristeza y del éxtasis,

en el peligro y en la dificultad aviva su fortaleza…”