“…Mas Savitri replicó al inmenso dios:

“¿Cuál es la calma de la que alardeas, oh Ley, oh Muerte?

¿No es la pisada inerte de visión embotada

de energías monstruosas encadenadas a una rígida ronda

sin alma y con ojos de piedra de sueños mecánicos?

Vana es la esperanza del alma si la inmutable Ley lo es todo:

siempre hacia lo nuevo y desconocido empujan

los veloces eones que justifican a Dios.

¿Qué fueran las edades de la tierra si el gris freno

no hubiera nunca sido roto y las glorias no surgidas

estallando su oscura semilla, mientras la lenta vida del hombre

saltaba presurosa a repentinas sendas espléndidas

por divinas palabras y humanos dioses reveladas?