Libro 2. Canto 10. Seccion 1(1)
“…Una gloria y una suavidad de satisfecho deseo
amarraban al espíritu a dorados postes de gozo.
Eso no podía albergar la amplitud de un alma
que necesitaba todo el infinito como su casa.
Un recuerdo suave como la hierba y tenue como el sueño,
belleza y llamada en retroceso se hundían atrás
como un dulce sonido que se desvanece en la lejanía
de la larga ruta que asciende hacia la eternidad…”