“…En una eclosión de celestial alegría y facilidad

la vida accede a la divinidad interior

y hace entrega en rapto de ofrenda de todo cuanto es,

y el alma se abre a la felicidad.

Se siente un gozo que ya nunca puede cesar del todo,

un repentino misterio de Gracia secreta

florece matizando de oro nuestra tierra de rojo deseo…”