“…Entonces de repente un dedo luminoso cayó

sobre todas las cosas vistas o tocadas o escuchadas o sentidas

y mostró a su mente que nada podía ser conocido;

Una duda corroía incluso las herramientas del pensar

el recelo era arrojado sobre los instrumentos de la mente

todo cuanto toma por brillante moneda de la realidad,

el hecho probado, la fijada inferencia, la clara deducción,

la firme teoría, el significado cierto,

aparecían como fraudes en el banco de crédito del Tiempo

activos sin valor en la Tesorería de la Verdad…”