Libro 2. Canto 7. Seccion 3
“…Había allí una capital sin estado:
sin nadie que gobernara, sólo facciones en pugna.
…
Envuelta en sublimes declaraciones la intransigencia campaba a sus anchas
y el libertinaje andaba al acecho parloteando de ley y orden:
allí no había altar dedicado a la Libertad;
la verdadera libertad era aborrecida y perseguida:
la armonía y la tolerancia no se veían por ninguna parte;
cada grupo proclamaba su ley terrible e implacable…”