Libro 4. Canto 1. Seccion 1
“…Una suave premura celestial sorprendía la sangre
rica en instinto de los sensuales gozos de Dios;
revelada en la belleza, había por doquier una cadencia
insistiendo en el estremecido rapto de la vida:
movimientos inmortales tocaban las fugaces horas.
Una rebosante divina intensidad del sentido
hacía incluso del respirar un placer apasionado;
todas las voces y las miradas todas tejían un único encanto…”