“…Aunque nuestras caídas mentes olviden elevarse,

aunque nuestra humana sustancia se resista o se quiebre,

ella mantiene su voluntad que espera divinizar la arcilla;

el fracaso no la puede contener, la derrota derrocar;

el tiempo no la puede doblegar, ni el Vacío someter;

las edades no han disminuido su pasión;

no admite la victoria de Muerte o Destino.

Por siempre conduce al alma hacia un nuevo intento;

por siempre su mágica infinidad

fuerza a aspirar a los toscos elementos inertes…”