“…Tomaba estas cosas como alimento de su naturaleza

pero por sí solas no podían saciar su amplio Yo:

una humana búsqueda limitada por sus logros,

le parecían los largos y tempranos pasos

azarosos de un joven espíritu explorador

Consciente del Yo universal en todo

se dirigía a los corazones vivos y a las formas humanas,

reflejos de su alma, sus complementos, sus homólogos,

íntimas porciones externas de su ser…”