“…Como en una Elísea oculta profundidad,

retiro último de la Verdad del profanante toque del pensamiento,

como en la escondida soledad de un templo de roca,

refugio de Dios de un ignorante mundo adorante,

permanecía apartada incluso del sentido interior de la vida,

alejada del enmarañado deseo del corazón.

Un maravilloso crepúsculo acogedor salió al encuentro de sus ojos

y una sagrada quietud ocupó ese silente espacio…”