Libro 8. Canto 3. Seccion 1
“…”Savitri, Savitri, oh Savitri,
reclínate, alma mía y bésame mientras muero”
Y mientras sus pálidos labios apretaban los de él,
estos desfallecieron, perdiendo la última dulzura de respuesta;
…
A su lado percibió una silenciosa sombra inmensa
que helaba el mediodía con la oscuridad a su espalda.
Un espantoso silencio había caído sobre el lugar,
no había grito de pájaros ni voz de animales…”