Libro 9. Canto 1. Seccion 2
“…y hasta sus oídos, acallando los sonidos de la tierra,
llegó una triste y formidable voz
que parecía la adversidad total del mundo. ”Suelta”, gritó,
“tu apasionada influencia y afloja, oh esclava
de la Naturaleza, mudable instrumento de la inmutable Ley,
tu primario abrazo; llora y olvida.
Entierra tu pasión en su viviente tumba.
Deja ahora el abandonado ropaje del una vez amado espíritu:
regresa solitaria a tu vana vida sobre la tierra”…”