“…Entonces, furibundo desde el alarmado nido de su cuerpo

su violento espíritu alzó el vuelo hacia Satyavan.

Así llevada por el apuro de su violento espíritu

cruzó las fronteras del sentido separador;

como pálidas envolturas desechadas dejadas caer de forma inerte

sus miembros mortales se desprendieron de su alma.

Instante de un secreto sueño del cuerpo,

su trance nada sabía del sol o de la tierra o del mundo;

pensamiento, tiempo y muerte estaban ausentes de su percepción:

su propia mismidad perdida, olvidada estaba Savitri…”